El presidente Donald Trump ordenó ataques aéreos contra campamentos de ISIS en Nigeria el día de Navidad, escalando las tensiones después de prometer una posible intervención militar en el país desde noviembre. Los ataques, que involucraron a más de una docena de misiles Tomahawk lanzados desde un buque de la Armada de los EE. UU., siguieron a la reciente promesa de Trump de tomar represalias contra ISIS por supuestos ataques mortales contra tropas y civiles estadounidenses a nivel mundial, según un comunicado emitido por la Casa Blanca.
El enfoque específico de Trump en Nigeria surgió el mes pasado cuando amenazó en las redes sociales con entrar al país "a tiros" si su gobierno no impedía la persecución de cristianos. Esta declaración provocó preocupación y debate internacional con respecto a la justificación y las posibles consecuencias de una acción militar unilateral dentro de una nación soberana.
Nigeria, una nación de África Occidental de más de 200 millones de personas, enfrenta complejos desafíos de seguridad, incluida la presencia de grupos afiliados a ISIS y conflictos en curso entre diferentes grupos religiosos y étnicos. El gobierno nigeriano ha estado luchando contra Boko Haram, otro grupo extremista, durante más de una década, lo que ha provocado desplazamientos generalizados y crisis humanitarias, particularmente en el noreste del país.
Joshua Keating, corresponsal sénior de Vox que cubre política exterior y noticias mundiales, señaló que los ataques fueron una sorpresa para muchos observadores internacionales. "La idea de una intervención humanitaria, al estilo MAGA, es ciertamente una desviación de los enfoques tradicionales de la política exterior", escribió Keating. Agregó que las implicaciones a largo plazo de esta acción en las relaciones entre Estados Unidos y Nigeria y la estabilidad regional siguen siendo inciertas.
El gobierno nigeriano aún no ha emitido una declaración oficial sobre los ataques aéreos estadounidenses. Sin embargo, algunos analistas temen que la intervención pueda desestabilizar aún más la región, potencialmente envalentonando a los grupos extremistas y exacerbando las tensiones existentes. Otros argumentan que es necesaria una acción decisiva para proteger a las poblaciones vulnerables y prevenir más atrocidades. La situación sigue siendo fluida y la comunidad internacional está monitoreando de cerca los acontecimientos en Nigeria.
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