El profesor Iuliano, cuyo análisis se publicó este mes en The American Bankruptcy Law Journal, señaló que este cambio contradice la percepción arraigada de que las deudas estudiantiles son prácticamente imposibles de cancelar. "Es sorprendentemente alto si se tiene en cuenta la narrativa de que es imposible la cancelación", dijo, enfatizando sus 15 años de investigación sobre el tema.

Históricamente, la cancelación de préstamos estudiantiles en los EE. UU. requería que los prestatarios presentaran una demanda por separado, un proceso costoso y estresante con resultados inciertos. En algunas jurisdicciones, los prestatarios debían demostrar un estado de dificultad financiera casi desesperada para convencer a un juez de que condonara su deuda estudiantil. Este estándar estricto a menudo disuadía a los prestatarios incluso de intentar cancelar sus préstamos mediante la bancarrota.

El contexto global revela diferentes enfoques sobre la deuda de préstamos estudiantiles y la bancarrota. En algunos países europeos, como Alemania y Suecia, los préstamos estudiantiles se tratan de manera similar a otras deudas no garantizadas y se pueden cancelar mediante procedimientos de bancarrota estándar. Sin embargo, países como el Reino Unido tienen regulaciones más estrictas, que a menudo requieren que los prestatarios esperen varios años después de la graduación antes de ser elegibles para cancelar los préstamos estudiantiles en la bancarrota. La percepción cultural de la deuda también juega un papel importante, ya que algunas sociedades ven la deuda como una obligación moral, lo que hace que la bancarrota sea una opción menos aceptable.

El cambio en los EE. UU. refleja un reconocimiento cada vez mayor de la carga que la deuda de préstamos estudiantiles impone a las personas y a la economía. El proceso legal simplificado tiene como objetivo brindar una oportunidad más justa para que los prestatarios que enfrentan dificultades financieras genuinas puedan recuperarse. Sin embargo, persisten las preocupaciones sobre el potencial de abuso y las implicaciones a largo plazo para el sistema de préstamos estudiantiles. Se esperan nuevos desarrollos a medida que los legisladores continúen debatiendo las reformas a los programas de préstamos estudiantiles y las leyes de bancarrota.