La temporada festiva, una época de alegría y generosidad, a menudo nos deja con un problema peculiar: el regalo no deseado. Una encuesta reveló que regalos por valor de millones de dólares terminan acumulando polvo en los armarios, víctimas de gustos dispares y elecciones bien intencionadas pero equivocadas. Pero, ¿y si hubiera una manera de liberar estos tesoros olvidados, convirtiéndolos en fuentes de alegría para otros? Entra en el mundo del "regifting" (volver a regalar), una práctica adoptada por algunos como una solución práctica y un enfoque sostenible del consumo.
El "regifting", en esencia, es el acto de regalar un obsequio que uno mismo ha recibido. Si bien algunos podrían verlo como una metedura de pata social, otros lo ven como una forma pragmática de ordenar y reducir el desperdicio. Dawn-Maria France, de North Yorkshire, es una firme defensora. "Justo después de Navidad es el momento perfecto", dice, explicando su enfoque sin culpa al pasar los regalos que no se ajustan del todo a sus necesidades. Un año, recibió semillas de jardín, un gesto quizás bienintencionado, pero inútil para alguien sin jardín. En lugar de dejarlas languidecer en un cajón, se las regaló a una amiga apasionada por la jardinería. "Es una forma económica de administrar los gastos, especialmente durante la crisis del costo de vida, y me ha ayudado a ordenar mi casa", añade.
Pero más allá de los beneficios individuales, el "regifting" toca preocupaciones sociales más amplias. El gran volumen de regalos no deseados contribuye a una cultura de consumo excesivo y desperdicio. Se estima que cada año se desechan regalos no deseados por valor de 42 millones de libras esterlinas. El "regifting" ofrece una forma pequeña pero significativa de interrumpir este ciclo, extendiendo la vida útil de los productos y reduciendo la demanda de nuevos.
Sin embargo, navegar por el mundo del "regifting" requiere una cuidadosa consideración. La clave es evitar cualquier posibilidad de que el donante original se entere. Esto implica un mantenimiento de registros meticuloso, asegurándose de no volver a regalar accidentalmente algo a la persona que inicialmente se lo regaló. También significa ser consciente de los círculos sociales y las posibles superposiciones. Una regla general es regalar solo artículos que sean nuevos, sin usar y en su embalaje original.
El auge de los mercados en línea y las plataformas de redes sociales ha añadido otra capa de complejidad al panorama del "regifting". Si bien estas plataformas ofrecen vías convenientes para vender o regalar artículos no deseados, también aumentan el riesgo de ser descubierto. Los algoritmos sofisticados y las tecnologías de reconocimiento de imágenes podrían identificar potencialmente los artículos regalados, especialmente si son únicos o personalizados.
La ética del "regifting" sigue siendo objeto de debate. Algunos argumentan que devalúa el acto de dar, convirtiéndolo en una mera transacción. Otros sostienen que es una forma responsable e ingeniosa de gestionar los recursos y reducir el desperdicio. En última instancia, la decisión de volver a regalar es personal, guiada por los valores individuales y las consideraciones sociales. Como bien dice Dawn-Maria France, se trata de encontrar una manera de aprovechar al máximo lo que se tiene, minimizando al mismo tiempo el impacto ambiental y transmitiendo alegría a los demás.
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