La creciente demanda mundial de ube, el ñame púrpura filipino, está ejerciendo una presión significativa sobre los agricultores filipinos, particularmente en regiones como la provincia de Benguet, Filipinas, donde se cultiva la mayor parte del cultivo. Filipinas produce más de 14.000 toneladas de ube al año, consolidando su posición como el principal productor mundial, pero los agricultores están luchando por satisfacer la demanda internacional de países como Estados Unidos, Francia y Australia.
Teresita Emilio, una agricultora de 62 años de Benguet, demostró el delicado proceso de cosecha del ube, enfatizando el cuidado necesario para evitar dañar el cultivo. "Debo tener cuidado. Podría lastimarlo", dijo Emilio, destacando la naturaleza intensiva en mano de obra del cultivo de ube.
La popularidad del ube ha explotado en los últimos años, impulsada por su color vibrante y su perfil de sabor único, lo que ha llevado a su incorporación en diversas creaciones culinarias en todo el mundo. Panaderías y cafeterías en ciudades como Nueva York, París y Melbourne están ofreciendo donas, lattes y bollos de Pascua con sabor a ube, respectivamente, lo que alimenta aún más la demanda.
El aumento de la demanda presenta tanto oportunidades como desafíos para los agricultores filipinos. Si bien ofrece el potencial de mayores ingresos y crecimiento económico, también plantea preocupaciones sobre las prácticas agrícolas sostenibles, la gestión de los recursos y la capacidad de los agricultores locales para satisfacer el creciente apetito mundial. Los métodos de cultivo actuales, a menudo transmitidos de generación en generación, pueden no ser suficientes para satisfacer la demanda que aumenta rápidamente sin comprometer la calidad o la sostenibilidad ambiental.
Los expertos agrícolas sugieren que Filipinas necesita invertir en técnicas agrícolas modernas, infraestructura mejorada e investigación y desarrollo para mejorar la producción de ube y garantizar su viabilidad a largo plazo. Esto incluye la exploración de soluciones impulsadas por la IA para el monitoreo de cultivos, la predicción del rendimiento y la optimización de los recursos. Los sistemas impulsados por la IA pueden analizar datos de sensores y satélites para proporcionar a los agricultores información en tiempo real sobre las condiciones del suelo, la salud de las plantas y las posibles infestaciones de plagas, lo que les permite tomar decisiones informadas y mejorar la eficiencia.
El gobierno filipino y las organizaciones agrícolas están explorando iniciativas para apoyar a los agricultores de ube, incluido el acceso a financiación, programas de capacitación y vínculos de mercado. Estos esfuerzos tienen como objetivo capacitar a los agricultores para que adopten prácticas sostenibles, aumenten sus rendimientos y compitan eficazmente en el mercado global. La sostenibilidad a largo plazo de la industria del ube depende de un enfoque colaborativo que involucre a agricultores, agencias gubernamentales, investigadores y consumidores para garantizar que la creciente demanda mundial se satisfaga de manera responsable y equitativa.
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