Se espera que el Secretario de Salud de EE. UU., Robert F. Kennedy Jr., anuncie en el nuevo año que Estados Unidos adoptará recomendaciones de vacunación infantil similares a las de Dinamarca, una medida que ha suscitado preocupación entre los expertos en salud pública de ambas naciones. El cambio previsto, impulsado por una directiva presidencial emitida el 5 de diciembre por el Presidente Trump, reduciría el número de vacunas infantiles obligatorias en EE. UU. de 17 a 10.
La directiva presidencial citó a Dinamarca, Alemania y Japón como países pares con menos vacunas recomendadas, sugiriendo que EE. UU. era un caso atípico. Sin embargo, los expertos cuestionan la validez de comparar a EE. UU., una nación de 343 millones de habitantes con un sistema de salud complejo, con Dinamarca, un país de seis millones con atención médica universal.
"Estamos utilizando la información de un país que tiene el tamaño de uno de nuestros estados para dictar lo que debería sucederles a los niños. Y eso está simplemente mal", dijo la Dra. Kathryn Edwards, una experta destacada en enfermedades infecciosas pediátricas.
EE. UU. se basa en un proceso deliberativo que involucra paneles de expertos y comentarios públicos para determinar las recomendaciones de vacunas, un proceso que algunos temen que sea eludido por esta directiva. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) actualmente proporcionan calendarios de vacunación basados en investigaciones y análisis exhaustivos.
Dinamarca, al igual que otros países escandinavos, opera bajo un modelo de bienestar nórdico, caracterizado por el acceso universal a la atención médica, sólidas redes de seguridad social y altos niveles de confianza pública en las instituciones gubernamentales. Esto contrasta fuertemente con EE. UU., donde el acceso a la atención médica a menudo está ligado al empleo y al nivel socioeconómico, y la confianza pública en las instituciones varía ampliamente.
El programa de vacunación infantil danés está financiado con fondos públicos y se ofrece de forma gratuita, lo que contribuye a altas tasas de vacunación. Sin embargo, las vacunas específicas incluidas y el momento de su administración difieren del calendario actual de EE. UU.
El posible cambio en la política de vacunación de EE. UU. plantea preocupaciones sobre el impacto en la salud pública, particularmente en las poblaciones vulnerables con acceso limitado a la atención médica. Los expertos enfatizan la importancia de mantener un programa de vacunación sólido y basado en la evidencia para proteger a los niños de enfermedades prevenibles. Se espera que el anuncio del Secretario Kennedy proporcione más detalles sobre la implementación de las nuevas recomendaciones.
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