En un parque de oficinas de New Hampshire, una empresa emergente estadounidense está procesando elementos de tierras raras, con el objetivo de desafiar el dominio de China en esta industria crítica. La compañía, que permanece sin nombre para proteger sus procesos patentados, opera dos hornos que transforman las materias primas en lingotes destinados a ser utilizados en motores de vehículos eléctricos e incluso, potencialmente, en aplicaciones militares como aviones de combate. Este esfuerzo incipiente refleja un impulso más amplio dentro de los Estados Unidos para revivir sus capacidades de procesamiento de tierras raras y reducir la dependencia de China, que actualmente refina más del 90% del suministro mundial.
Las tierras raras, un grupo de 17 elementos con nombres como neodimio y disprosio, son componentes esenciales en una amplia gama de tecnologías, desde potentes imanes y láseres hasta máquinas de resonancia magnética. Si bien no son geológicamente escasas, su extracción y procesamiento son complejos y ambientalmente desafiantes. El ascenso de China al dominio en el sector de las tierras raras comenzó a mediados de la década de 1990, impulsado por políticas industriales sólidas y regulaciones ambientales menos estrictas, lo que permitió a las empresas chinas socavar a sus competidores y establecer un cuasi monopolio.
Estados Unidos, que alguna vez fue un actor importante en la producción de tierras raras, vio declinar su industria a medida que aumentaba la producción de China. Este cambio ha generado preocupación entre los gobiernos y las empresas occidentales sobre las vulnerabilidades de la cadena de suministro y el posible apalancamiento geopolítico. Desde entonces, el gobierno de EE. UU. ha implementado políticas para fomentar la producción nacional de tierras raras, incluida la financiación de la investigación y el desarrollo y la agilización de los procesos de permisos.
"La situación actual presenta tanto un desafío como una oportunidad", dijo la Dra. Emily Carter, profesora de ciencia de los materiales en la Universidad de Princeton, que no está directamente involucrada con la empresa emergente de New Hampshire. "Reconstruir una industria nacional de tierras raras requiere una inversión significativa e innovación tecnológica, pero es crucial para garantizar una cadena de suministro segura y diversificada".
La empresa emergente de New Hampshire representa un pequeño paso en este esfuerzo mayor. Si bien la producción de la compañía es actualmente limitada, demuestra el potencial de innovación y crecimiento en el sector de tierras raras de EE. UU. La compañía se centra en el desarrollo de métodos de procesamiento más eficientes y respetuosos con el medio ambiente, con el objetivo de superar los desafíos que han obstaculizado los intentos anteriores de competir con China. Los lingotes producidos en New Hampshire se encuentran actualmente en pruebas y evaluación por parte de clientes potenciales, con planes de aumentar la producción en los próximos años, en espera de ensayos exitosos y una mayor inversión.
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