Ahmed, fundador del Center for Countering Digital Hate (CCDH), una organización no gubernamental británico-estadounidense, argumentó en su demanda que el intento de deportación fue una medida punitiva destinada a silenciar puntos de vista con los que el gobierno no está de acuerdo. Afirmó que sus declaraciones se habían visto coartadas por las acciones del gobierno. La demanda alega que funcionarios estadounidenses tomaron como objetivo a Ahmed debido a su trabajo con CCDH.
La orden de restricción temporal impidió cualquier arresto o deportación inmediata. Ahmed argumentó con éxito que sufriría un daño irreparable sin la intervención del tribunal.
El Center for Countering Digital Hate utiliza técnicas de IA y aprendizaje automático para identificar y analizar las tendencias del discurso de odio en línea. Estos métodos implican el entrenamiento de algoritmos con vastos conjuntos de datos de texto e imágenes para reconocer patrones e indicadores de discurso de odio, superando a menudo las capacidades humanas en velocidad y escala. El CCDH utiliza entonces estos datos para promover cambios en las políticas y para responsabilizar a las plataformas de medios sociales por el contenido alojado en sus sitios.
Este caso plantea preocupaciones sobre el potencial de los gobiernos para utilizar las leyes de inmigración como arma para reprimir la disidencia y atacar a individuos basándose en su investigación o trabajo de defensa. Las implicaciones se extienden a la libertad académica y a la capacidad de los investigadores para investigar e informar sobre temas delicados sin temor a represalias. El uso de la IA en la identificación del discurso de odio añade otra capa de complejidad, ya que la precisión y los posibles sesgos de estos algoritmos son objeto de un debate continuo.
Elon Musk previamente atacó a Ahmed con acciones legales tras los informes del CCDH que criticaban la moderación de contenidos en X, antes Twitter.
La demanda sigue en curso y la orden de restricción temporal sigue vigente. Los próximos pasos probablemente implicarán más procedimientos legales y argumentos de ambas partes con respecto a la legalidad y la justificación del intento de deportación. El caso podría sentar un precedente para futuras instancias en las que se acuse al gobierno de utilizar las leyes de inmigración para silenciar a los críticos.
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