La publicación académica se enfrenta a un número creciente de llamamientos a la regulación externa para abordar los problemas de integridad, lo que refleja la supervisión aplicada a sectores como la atención sanitaria y la fabricación. La propuesta sugiere que organismos independientes evalúen las revistas y los editores para mitigar problemas que van desde las correcciones tardías de investigaciones defectuosas hasta la proliferación de manuscritos generados por IA y los esquemas de venta de autoría.
El impulso a la regulación surge de la preocupación por el estado actual de la publicación académica, donde la falta de controles independientes puede conducir a una literatura científica comprometida. Esto es similar a las industrias donde la seguridad del consumidor es primordial. "Los hospitales, las aerolíneas y los fabricantes de medicamentos están sujetos a la supervisión de reguladores externos, para garantizar que los consumidores reciban servicios y productos seguros y de alta calidad", según una fuente familiarizada con la propuesta. La fuente también señaló que la actual ausencia de tal supervisión en la publicación académica es "extraña".
El auge de la inteligencia artificial (IA) en la investigación ha complicado aún más el panorama. Están surgiendo revisores de IA, pero la comunidad científica aún no está del todo preparada para gestionar la afluencia de contenido generado por IA, incluidos los manuscritos producidos por "empresas de fábricas de papel". Estas entidades explotan la presión por publicar, ofreciendo la autoría de artículos fabricados o de baja calidad.
El marco regulatorio propuesto implicaría que las revistas se sometieran a una evaluación independiente. Esto probablemente incluiría controles sobre los procesos para gestionar las correcciones, las retractaciones y la identificación de investigaciones manipuladas o fraudulentas. El objetivo es crear un sistema en el que los editores rindan cuentas del mantenimiento de la integridad de sus publicaciones.
El concepto de regulación externa no es nuevo para la ciencia. Los laboratorios que trabajan con organismos modificados genéticamente, por ejemplo, a menudo requieren una certificación externa para demostrar procedimientos seguros de manipulación y almacenamiento. "No hay nada como saber que un inspector podría presentarse sin previo aviso para que la gente se centre en las normas de seguridad", dijo la fuente.
Si bien la propuesta está ganando terreno, los detalles de cómo se implementaría dicha regulación siguen siendo objeto de debate. Las preguntas clave incluyen la estructura del organismo regulador, el alcance de su autoridad y los mecanismos de financiación para apoyar sus operaciones. El debate también incluye preocupaciones sobre las posibles cargas burocráticas y el impacto en la libertad académica.
Los próximos pasos implican una mayor consulta con las partes interesadas, incluidos los editores, los investigadores y los responsables políticos, para desarrollar un marco regulatorio integral. El objetivo es lograr un equilibrio entre garantizar la integridad de la investigación y fomentar una comunidad científica vibrante e innovadora.
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