La creciente demanda de servicios de salud mental, junto con una crisis mundial en este ámbito, ha provocado un aumento en el uso de la inteligencia artificial (IA) como herramienta terapéutica. Con más de mil millones de personas en todo el mundo que padecen problemas de salud mental, según la Organización Mundial de la Salud, los individuos recurren cada vez más a chatbots impulsados por IA y aplicaciones de psicología especializadas en busca de apoyo.
Chatbots populares como ChatGPT de OpenAI y Claude de Anthropic, junto con aplicaciones como Wysa y Woebot, están siendo utilizados por millones de personas que buscan asistencia en salud mental. Estas herramientas de IA ofrecen un apoyo accesible y asequible, abordando la creciente prevalencia de la ansiedad y la depresión, particularmente entre los jóvenes, y el alarmante número de suicidios a nivel mundial cada año.
Los investigadores también están explorando el potencial de la IA para monitorear datos conductuales y biométricos a través de dispositivos portátiles e inteligentes. Estos datos, combinados con el análisis de vastos conjuntos de datos clínicos, podrían proporcionar nuevos conocimientos sobre las afecciones de salud mental y ayudar a los profesionales humanos a prevenir el agotamiento. Sin embargo, esta adopción generalizada de la IA en la salud mental sigue estando en gran medida sin control, lo que arroja resultados mixtos.
Si bien algunos usuarios han informado haber encontrado consuelo en los chatbots basados en modelos de lenguaje grandes (LLM), y algunos expertos ven promesas en su potencial terapéutico, otros han expresado preocupaciones sobre las implicaciones éticas y prácticas. El uso de la IA en la salud mental plantea interrogantes sobre la privacidad de los datos, el sesgo algorítmico y la posibilidad de diagnósticos erróneos o consejos inapropiados.
El desarrollo y la implementación de terapeutas de IA están en curso, con investigadores y desarrolladores trabajando para abordar estas preocupaciones y mejorar la eficacia y la seguridad de estas herramientas. Los desarrollos futuros pueden incluir modelos de IA más sofisticados capaces de brindar apoyo personalizado y empático, así como regulaciones y directrices más estrictas para garantizar un uso responsable.
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