Las protestas impulsadas por el deterioro de la situación económica de Irán se extendieron el martes a universidades de varias ciudades, mientras los estudiantes se manifestaban por mayores libertades y se enfrentaban a las fuerzas de seguridad cerca de los campus, según informes de medios de comunicación locales y vídeos en redes sociales. Estas manifestaciones lideradas por estudiantes representan una nueva ola de participantes que se unen a las protestas que comenzaron a principios de semana, encabezadas por comerciantes que expresan su descontento con las elevadas tasas de inflación y la dramática caída del valor de la moneda iraní, que alcanzó un mínimo histórico durante el fin de semana.
El malestar se desarrolla en un contexto de crecientes tensiones tanto a nivel nacional como internacional. Apenas seis meses antes, Irán participó en un conflicto de 12 días con Israel, durante el cual Estados Unidos participó en bombardeos dirigidos a instalaciones nucleares iraníes. Esta reciente acción militar, junto con los actuales problemas económicos, ha ejercido una presión considerable sobre el liderazgo de Irán.
A las presiones externas se suma la declaración del presidente estadounidense Donald Trump, tras una reunión con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu el lunes, de que Estados Unidos apoyaría nuevas acciones contra Irán si intentara reconstruir su programa nuclear. "Si se confirma, conocen las consecuencias y las consecuencias serán muy poderosas, quizás más poderosas que la última vez", dijo Trump.
En respuesta a la declaración de Trump, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, emitió el martes una advertencia, amenazando con reactivar el programa nuclear de la nación. Este intercambio pone de relieve la precaria situación geopolítica de la región, en la que el programa nuclear iraní sigue siendo un importante punto de discordia entre Irán, Estados Unidos e Israel.
La crisis económica de Irán se debe a una combinación de factores, incluidas las sanciones internacionales, en particular las impuestas por Estados Unidos tras su retirada del acuerdo nuclear de 2015, conocido oficialmente como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA). Estas sanciones han restringido significativamente la capacidad de Irán para exportar petróleo, su principal fuente de ingresos, lo que ha provocado una fuerte disminución de las reservas de divisas y ha contribuido a la devaluación del rial.
El JCPOA, negociado bajo la administración Obama, ofrecía a Irán el alivio de las sanciones a cambio de limitaciones a su programa nuclear. Sin embargo, la decisión de la administración Trump de retirarse del acuerdo en 2018 y reimponer las sanciones ha tenido un impacto devastador en la economía iraní.
Las protestas actuales reflejan un creciente sentimiento de frustración entre la población iraní, que está luchando para hacer frente a la subida de los precios y a la falta de oportunidades económicas. La respuesta del gobierno a las protestas ha sido objeto de críticas por parte de las organizaciones de derechos humanos, que han acusado a las autoridades de utilizar fuerza excesiva y restringir la libertad de expresión. La situación sigue siendo fluida, con la posibilidad de una mayor escalada tanto a nivel nacional como internacional.
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