Nueva Jersey ha abordado los persistentes problemas de inundaciones mediante la compra y demolición de aproximadamente 1200 propiedades en áreas propensas a inundaciones. La iniciativa tiene como objetivo mitigar el impacto de los fenómenos meteorológicos graves mediante la conversión del terreno en espacio abierto, reduciendo permanentemente el riesgo para los residentes y la infraestructura.
El programa, financiado con recursos estatales, se dirige a las áreas afectadas con frecuencia por inundaciones, como Manville, una ciudad de clase trabajadora de 11 000 residentes ubicada a unas 25 millas al suroeste de Newark. Manville tiene una larga historia de inundaciones provocadas por tormentas tropicales, "nor'easters" y fuertes lluvias. Richard Onderko recordó un evento particularmente grave en 1971, cuando él y su hermano tuvieron que ser rescatados en bote durante el huracán Doria. Señaló que la constante amenaza de inundaciones tensó el matrimonio de sus padres, lo que finalmente los llevó a mudarse a Florida en 1995. La casa que vendieron fue adquirida posteriormente por el programa estatal en 2015 después de que el nuevo propietario también experimentara problemas de inundaciones.
El programa estatal opera identificando y adquiriendo propiedades en zonas de inundación designadas de vendedores dispuestos. Una vez compradas, las estructuras se demuelen y el terreno se restaura a espacio abierto, como parques o áreas naturales. Este enfoque no solo elimina el riesgo de futuros daños por inundaciones en esas propiedades específicas, sino que también ayuda a reducir los niveles generales de agua de inundación en las áreas circundantes.
El concepto de utilizar compras y demoliciones para combatir las inundaciones no es nuevo, pero el programa de Nueva Jersey representa una inversión significativa en esta estrategia. Se han implementado iniciativas similares en otros estados y países que enfrentan mayores riesgos de inundaciones debido al cambio climático y la urbanización. La eficacia de tales programas depende de factores como la financiación adecuada, la participación de la comunidad y las evaluaciones precisas del riesgo de inundaciones.
Si bien el programa ha sido elogiado por su enfoque proactivo para la mitigación de inundaciones, también plantea interrogantes sobre las implicaciones a largo plazo para las comunidades. Algunos residentes pueden ser reacios a abandonar sus hogares y vecindarios, incluso frente a repetidas inundaciones. Además, la pérdida de viviendas puede tener un impacto en las economías locales y los ingresos fiscales.
A medida que el cambio climático continúa exacerbando los riesgos de inundaciones, es probable que estrategias como la compra y demolición de propiedades se vuelvan más comunes. El desafío radica en implementar estos programas de una manera que sea a la vez eficaz y equitativa, garantizando que las comunidades vulnerables estén protegidas y, al mismo tiempo, preservando su tejido social. El programa de Nueva Jersey sirve como caso de estudio para otros estados y municipios que se enfrentan a desafíos similares.
Discussion
Join the conversation
Be the first to comment