Las tensiones entre Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos con respecto al futuro de Yemen han aumentado significativamente, lo que genera preocupación por una posible guerra civil en el sur del país y una inestabilidad regional más amplia. La disputa se centra en la posibilidad de la declaración de un estado yemení del sur independiente, una medida que Arabia Saudita considera una amenaza para su seguridad.
El desacuerdo tiene el potencial de exacerbar los conflictos existentes, particularmente en Sudán y el Cuerno de África, donde Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos a menudo han apoyado a facciones opuestas. Los dos países, aunque aparentemente aliados en la coalición liderada por Arabia Saudita que lucha contra los rebeldes hutíes en Yemen, tienen intereses y estrategias cada vez más divergentes en la región.
Los Emiratos Árabes Unidos han sido un respaldo clave del Consejo de Transición del Sur (STC), un grupo separatista que busca la independencia del sur de Yemen. El STC, que controla Adén, la capital provisional del país, se ha enfrentado repetidamente con el gobierno yemení reconocido internacionalmente, que cuenta con el apoyo de Arabia Saudita. La rivalidad entre el STC y el gobierno yemení refleja las divisiones históricas entre el norte y el sur de Yemen, que fueron países separados hasta su unificación en 1990.
Arabia Saudita, desconfiada de cualquier movimiento que pueda envalentonar a los movimientos separatistas dentro de sus propias fronteras, está interesada en mantener un Yemen unificado bajo la autoridad del gobierno actual. El reino considera que el apoyo de los Emiratos Árabes Unidos al STC socava este objetivo y podría desestabilizar toda la región.
El conflicto en Yemen, que comenzó en 2014 cuando los rebeldes hutíes tomaron el control de la capital, Saná, ha creado una de las peores crisis humanitarias del mundo. La guerra ha atraído a potencias regionales, convirtiendo a Yemen en un campo de batalla indirecto. La coalición liderada por Arabia Saudita intervino en 2015 para restaurar el gobierno del presidente Abdrabbuh Mansur Hadi, pero desde entonces el conflicto se ha convertido en un punto muerto.
Los Emiratos Árabes Unidos, aunque siguen formando parte de la coalición, han reducido gradualmente su presencia militar en Yemen, centrándose en cambio en apoyar al STC y asegurar sus intereses en el sur. Esta divergencia en la estrategia ha alimentado las crecientes tensiones con Arabia Saudita. La posibilidad de una guerra civil dentro del sur de Yemen añade otra capa de complejidad a un conflicto ya de por sí difícil de resolver. Los efectos indirectos podrían desestabilizar aún más a los países vecinos e intensificar las rivalidades regionales existentes. La comunidad internacional está monitoreando de cerca la situación, instando tanto a Arabia Saudita como a los Emiratos Árabes Unidos a reducir las tensiones y trabajar por una resolución pacífica del conflicto en Yemen.
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