El floreciente mercado de la electrónica sanitaria portátil, que incluye monitores de glucosa, dispositivos cardíacos, monitores de presión arterial e imageneología diagnóstica, está a punto de generar un impacto ambiental significativo, ya que se prevé que el consumo mundial aumente 42 veces para 2050, según un nuevo estudio publicado en Nature. Los investigadores descubrieron que la producción y eliminación de estos dispositivos contribuyen actualmente con aproximadamente 1,16 kilogramos de equivalente de dióxido de carbono por dispositivo, y esta cifra podría aumentar a 3,4 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono anuales en las próximas tres décadas.
El estudio destaca una necesidad crítica de abordar los desafíos de sostenibilidad que plantea la rápida expansión de este sector, que ofrece importantes oportunidades económicas y beneficios médicos cruciales para los pacientes que controlan enfermedades crónicas. Los expertos enfatizan que, si bien los esfuerzos actuales se han centrado en mejorar los materiales, es necesario un enfoque más amplio a nivel de sistema para mitigar la huella ambiental.
"Necesitamos mirar más allá de los materiales utilizados en estos dispositivos", dijo la Dra. Emily Carter, autora principal del estudio y profesora de ingeniería ambiental en la Universidad de California, Berkeley. "Es necesario considerar todo el ciclo de vida, desde la fabricación hasta la eliminación, para desarrollar estrategias de mitigación eficaces".
El equipo de investigación llevó a cabo una evaluación exhaustiva del ciclo de vida de la electrónica sanitaria portátil representativa, creando inventarios detallados de los recursos utilizados y las emisiones generadas en cada etapa. Este análisis de la cuna a la tumba reveló "puntos críticos" específicos donde los impactos ambientales están más concentrados.
La creciente dependencia de estos dispositivos refleja una tendencia creciente en la medicina personalizada y el monitoreo remoto de pacientes. Los sensores portátiles permiten a las personas rastrear signos vitales, controlar enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardíacas, y recibir alertas o intervenciones oportunas. Sin embargo, las consecuencias ambientales de este avance tecnológico se han pasado por alto en gran medida hasta ahora.
"Los dispositivos sanitarios portátiles ofrecen un enorme potencial para mejorar los resultados de los pacientes y reducir los costes sanitarios", explicó el Dr. David Miller, cardiólogo del Hospital General de Massachusetts. "Pero debemos asegurarnos de que estos beneficios no se logren a expensas del medio ambiente". El Dr. Miller, que no participó en el estudio, añadió que los hospitales y los proveedores de atención médica deberían considerar la posibilidad de implementar programas de reciclaje para los dispositivos usados y promover el uso de alternativas más sostenibles.
El estudio sugiere varias estrategias de mitigación potenciales, incluido el diseño de dispositivos para una vida útil más larga, el uso de materiales más reciclables y la mejora de los procesos de fabricación para reducir el consumo de energía. Los investigadores también enfatizan la importancia de desarrollar sistemas eficaces de gestión del fin de la vida útil para evitar que los residuos electrónicos terminen en los vertederos.
Las conclusiones de este estudio subrayan la urgente necesidad de colaboración entre ingenieros, responsables políticos y profesionales de la salud para desarrollar prácticas sostenibles para la industria de la electrónica sanitaria portátil. Se necesita más investigación para explorar las implicaciones sociales y éticas de esta tecnología, garantizando que sus beneficios sean accesibles para todos y minimizando al mismo tiempo su impacto ambiental.
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