Nasry Tito Asfura, el candidato de derecha respaldado por Trump, fue declarado ganador de las elecciones presidenciales de Honduras tras un conteo de votos que duró casi un mes y estuvo plagado de denuncias de fraude y críticas a la injerencia de Estados Unidos. Asfura, de 67 años, magnate de la construcción y ex alcalde de Tegucigalpa, obtuvo el 40.27% de los votos, derrotando al candidato de centro-derecha Salvador Nasralla, quien obtuvo el 39.53%, una diferencia de aproximadamente 28,000 votos.
La decisión del consejo electoral de proclamar un ganador antes de completar la revisión de todas las actas de escrutinio bajo escrutinio especial suscitó críticas de los candidatos derrotados y expresiones de pesar de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que había enviado una misión de observación. La OEA había iniciado un recuento de votos señalados como inconsistentes.
Asfura, afiliado al Partido Nacional, se ha comprometido a continuar con las políticas conservadoras de la administración saliente. Su plataforma se centra en el crecimiento económico a través de la inversión extranjera, el desarrollo de la infraestructura y la lucha contra el narcotráfico. Nasralla, en representación del Partido Salvador de Honduras, había hecho campaña con promesas de combatir la corrupción, reducir la pobreza y renegociar la deuda del país.
La elección se llevó a cabo en un contexto de profundas divisiones políticas en Honduras, exacerbadas por el golpe de Estado de 2009 y las denuncias de fraude electoral en las elecciones presidenciales de 2017. El apoyo del gobierno de Estados Unidos a Asfura ha sido controvertido, dada su asociación pasada con acusaciones de corrupción, que él niega.
El anuncio tardío de los resultados y el conteo de votos impugnado han suscitado preocupaciones sobre la legitimidad de la elección y la estabilidad de las instituciones democráticas de Honduras. Nasralla aún no ha reconocido su derrota y ha indicado que podría impugnar los resultados, lo que podría generar una mayor incertidumbre política. Los próximos pasos probablemente incluirán impugnaciones legales y posibles protestas callejeras mientras el país lidia con el resultado de esta elección tan disputada.
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