Las barreras recién instaladas se describen como algo más que simples barrotes, asemejándose a enormes puertas de hierro negro que cubren las dos ventanas utilizadas por los ladrones. Eleanor Beardsley de NPR informó desde París, destacando la imponente naturaleza de la nueva adición de seguridad.
El robo de octubre provocó una revisión de los protocolos de seguridad del Louvre. Si bien los detalles de los artículos robados permanecen sin revelar, el incidente puso de relieve las vulnerabilidades en la seguridad perimetral del museo, particularmente en lo que respecta a la accesibilidad de ciertas ventanas de la galería. El Louvre, un antiguo palacio real con 400 habitaciones, presenta desafíos de seguridad únicos debido a su tamaño y complejidad arquitectónica.
Los funcionarios del museo han reconocido las limitaciones de la instalación actual de barrotes como una solución a largo plazo. La próxima revisión de la seguridad incluirá, según se informa, mejoras en los sistemas de vigilancia, estructuras de ventanas reforzadas y tecnología de alarma mejorada. El museo tiene como objetivo integrar soluciones de seguridad modernas preservando al mismo tiempo la integridad histórica del edificio.
El Louvre no ha publicado un cronograma específico para la finalización de la actualización de seguridad completa, pero los funcionarios han declarado que el proyecto es una máxima prioridad. El museo está trabajando con expertos en seguridad y conservacionistas históricos para garantizar que las nuevas medidas sean eficaces y estéticamente sensibles.
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