En una carta a "Work Friend," una columna de consejos del New York Times, un trabajador detalló una lucha de tres años con un gerente, destacando los efectos perjudiciales de una mala gestión en el bienestar de los empleados y la productividad de la oficina. El empleado, que trabaja en una oficina satélite de una empresa con sede en EE. UU., describió una situación en la que el gerente, sin experiencia en la región, socavaba constantemente su experiencia y descartaba sus aportaciones, lo que provocaba una disminución de la moral y la productividad.
El autor de la carta explicó que las acciones del gerente, incluyendo socavarlo frente al equipo e ignorar su experiencia, crearon un ambiente de trabajo tóxico. Los colegas ahora ven al empleado con lástima, cuestionando sus próximos pasos. A pesar de los intentos de abordar el problema tanto con el gerente como con la alta dirección, no se produjo ninguna intervención. Según el empleado, la alta dirección valora el "potencial de liderazgo" del gerente y le permite aprender de sus errores, incluso a expensas del bienestar del equipo.
Esta situación refleja un problema más amplio de cómo los estilos de gestión impactan la salud mental de los empleados y la eficiencia general del lugar de trabajo. Los expertos en psicología organizacional enfatizan la importancia de un liderazgo solidario y respetuoso para fomentar un ambiente de trabajo positivo. Un estudio publicado en el "Journal of Applied Psychology" encontró que los empleados que perciben a sus gerentes como solidarios reportan niveles más bajos de estrés y mayor satisfacción laboral.
El auge de la inteligencia artificial (IA) en el lugar de trabajo introduce nuevas dimensiones a este problema. Las herramientas de gestión impulsadas por IA se utilizan cada vez más para monitorear el desempeño de los empleados, automatizar tareas e incluso proporcionar retroalimentación. Si bien estas herramientas pueden mejorar la eficiencia, también generan preocupaciones sobre la privacidad de los datos, el sesgo algorítmico y el potencial de deshumanización en el lugar de trabajo.
Por ejemplo, los sistemas de vigilancia impulsados por IA pueden rastrear la actividad de los empleados, midiendo las pulsaciones de teclas, monitoreando los correos electrónicos y analizando las expresiones faciales para evaluar el compromiso. Los críticos argumentan que tales sistemas pueden crear un clima de desconfianza y ansiedad, lo que lleva a un aumento del estrés y el agotamiento. Además, los algoritmos utilizados en las evaluaciones de desempeño pueden perpetuar los sesgos existentes, perjudicando a ciertos grupos de empleados.
El desarrollo de la "IA explicable" (XAI) tiene como objetivo abordar algunas de estas preocupaciones haciendo que los procesos de toma de decisiones de la IA sean más transparentes y comprensibles. Las técnicas de XAI permiten a los usuarios ver cómo un sistema de IA llegó a una conclusión particular, lo que les permite identificar y corregir sesgos. Sin embargo, la XAI aún se encuentra en sus primeras etapas, y su eficacia para mitigar los impactos negativos de la IA en el bienestar de los empleados está por verse.
A medida que la IA continúa transformando el lugar de trabajo, es crucial que las organizaciones prioricen las consideraciones éticas y se aseguren de que la tecnología se utilice de manera que apoye el bienestar de los empleados. Esto incluye proporcionar capacitación sobre cómo utilizar las herramientas de IA de manera efectiva, establecer pautas claras para la privacidad de los datos y fomentar una cultura de transparencia y rendición de cuentas. El empleado en la carta de "Work Friend", ahora "harto y contando los meses", sirve como un crudo recordatorio del costo humano de descuidar estos aspectos críticos de la gestión moderna.
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