Científicos de la Institución Oceanográfica Woods Hole (WHOI) descubrieron que los peces de tamaño mediano, como el palometa de aleta larga, desempeñan un papel crucial en la conexión de las redes alimentarias de las profundidades marinas y la superficie, lo que explica por qué los grandes depredadores como los tiburones pasan un tiempo significativo en la zona crepuscular del océano. Los investigadores rastrearon estos peces, que habitan la zona mesopelágica durante el día y ascienden para alimentarse por la noche, utilizando etiquetas satelitales por primera vez, revelando sus movimientos y su importancia en el ecosistema marino. El estudio, publicado esta semana, destaca cómo estos peces actúan como un "eslabón perdido" en la cadena alimentaria del océano.
La zona mesopelágica, también conocida como zona crepuscular, abarca profundidades de 200 a 1.000 metros (650 a 3.300 pies). Esta región tenuemente iluminada ha sido durante mucho tiempo objeto de curiosidad científica, particularmente con respecto a los hábitos alimenticios de los grandes depredadores marinos. Danny Mears, investigador de WHOI, explicó que el comportamiento del palometa de aleta larga influye directamente en la distribución de nutrientes y energía en todo el océano. "Estos peces actúan esencialmente como ascensores, trayendo recursos desde las profundidades a la superficie", dijo Mears.
El equipo de investigación empleó etiquetas de rastreo satelital para monitorear los movimientos del palometa de aleta larga. Esta tecnología les permitió observar las migraciones verticales de los peces y comprender cómo interactúan con las diferentes capas del océano. Los datos revelaron que los movimientos de los peces están influenciados por la claridad del agua, lo que sugiere que los cambios en las condiciones ambientales podrían alterar su comportamiento y, en consecuencia, toda la cadena alimentaria del océano.
Comprender estas complejas relaciones ecológicas es cada vez más importante frente al cambio climático y otros factores estresantes ambientales. Los cambios en la temperatura del océano, la acidez y los niveles de contaminación pueden afectar la distribución y el comportamiento de las especies marinas, lo que podría provocar efectos en cascada en toda la red alimentaria. Los hallazgos del estudio subrayan la necesidad de una investigación y un monitoreo continuos de la zona mesopelágica para comprender y proteger mejor este ecosistema crítico.
Las investigaciones futuras se centrarán en ampliar los esfuerzos de rastreo para incluir otras especies de peces de tamaño mediano e investigar el impacto de las actividades humanas en su comportamiento. Los científicos también planean utilizar la inteligencia artificial (IA) para analizar las vastas cantidades de datos recopilados de las etiquetas de rastreo, lo que permitirá una comprensión más completa de las complejas interacciones dentro de la zona crepuscular del océano. Este análisis impulsado por la IA podría revelar patrones e ideas que de otro modo serían difíciles de detectar, mejorando aún más nuestro conocimiento de este ecosistema vital.
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