Las protestas impulsadas por el deterioro de la situación económica de Irán se extendieron el martes a universidades de varias ciudades, donde los estudiantes se manifestaron por mayores libertades y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad cerca de algunos campus, según informaron medios de comunicación locales y vídeos en redes sociales. Estas manifestaciones lideradas por estudiantes inyectaron un grupo demográfico más joven a las protestas de la semana, que inicialmente comenzaron con comerciantes que expresaban su descontento por la creciente inflación y la dramática caída del valor de la moneda nacional, que alcanzó un mínimo sin precedentes durante el fin de semana.
La crisis económica se desarrolla en un contexto de crecientes tensiones internacionales. Apenas seis meses antes, Irán participó en un conflicto de 12 días con Israel, durante el cual Estados Unidos participó en ataques aéreos dirigidos contra instalaciones nucleares iraníes. Esta reciente acción militar ha complicado aún más las presiones existentes sobre el liderazgo de Irán.
Sumándose a la presión externa, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras una reunión con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el lunes, declaró que Estados Unidos apoyaría una acción renovada contra Irán si intentaba reconstruir su programa nuclear. "Si se confirma, conocen las consecuencias, y las consecuencias serán muy poderosas, tal vez más poderosas que la última vez", dijo Trump.
En respuesta a las declaraciones de Trump, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, emitió una advertencia el martes, amenazando con reiniciar el programa nuclear de Irán si se tomaban más medidas contra el país.
La moneda iraní ha perdido una parte importante de su valor en los últimos meses, lo que ha contribuido a un fuerte aumento del coste de los bienes y servicios esenciales. Esta dificultad económica ha afectado de forma desproporcionada a los iraníes de a pie, alimentando el descontento generalizado e impulsando llamamientos a la rendición de cuentas del gobierno. Las protestas reflejan una creciente sensación de frustración con la gestión de la economía por parte del gobierno y un deseo de mayores libertades políticas y económicas.
La actual ola de protestas se hace eco de manifestaciones similares que se han producido en Irán en los últimos años, a menudo desencadenadas por quejas económicas o restricciones políticas. Estas protestas suelen ser recibidas con una fuerte respuesta del gobierno, que ha sido acusado de utilizar fuerza excesiva para reprimir la disidencia. La comunidad internacional ha seguido de cerca la situación en Irán, y muchos países han expresado su preocupación por el historial de derechos humanos del gobierno y su gestión de la crisis económica. La situación sigue siendo fluida y la posibilidad de una mayor escalada sigue siendo motivo de preocupación.
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